"La risa hace aumentar la secreción de endorfina que relaja las arterias, mejora la circulación y beneficia la reacción inmunológica. Además estimula la producción de adrenalina, lo que ocasiona más irrigación en los tejidos que reciben más oxígeno. El buen humor aumenta la capacidad de resistir el dolor."
Eva Strum es Psicóloga, Psicopedagoga, Psicomotricista en práctica privada. Graduada en Psicología clínica por la Facultad San Marcos con práctica en el sector de Psicomotricidad del departamento de Psiquiatría del Hospital de Gasthuisberg de la Universidad Católica de Leuven en Bélgica.
En la Universidad de Stanford, en California, el siquiatra Dr. William Fry, percibió que los pacientes necesitaban de una cantidad mucho menor de medicamentos contra el dolor, después de haber introducido el humor en la rutina de ellos.
En el libro “Anatomía de una enfermedad”, Norman Cousins cuenta cómo se curó de una enfermedad grave viendo series cómicas por la televisión. Patch Adams todavía sueña con su hospital-circo, donde debe existir salón de danza, teatro y espacio para meditación.
No es hoy que el hombre conoce los beneficios de la risa. Los médicos griegos de la antigüedad ya recomendaban a los pacientes una buena comedia para ayudar a combatir una enfermedad.
A nadie le gusta estar enfermo, sufrir una cirugía o pasar una temporada en el hospital. Pero, sólo nos damos cuenta de eso, cuando alguien muy próximo pasa por esa situación. Fue exactamente eso lo que ocurrió con la sicóloga Eva Strum. Hace cinco años su padre tuvo que pasar por una cirugía cardíaca y quedó muy abatido. Además de sufrir por ese momento delicado en su vida, no existía nada en el ambiente hospitalario que ayudase a distraerlo, que ayudase a pensar en otra cosa que no fuese su estado de salud.
Cuando vio a su padre pasando por esa situación, la sicóloga sintió que él necesitaba de ayuda para levantar su energía y resolvió llevar unos juegos hasta el hospital, para pasar un tiempo con él jugando. El resultado fue extremadamente positivo. Él se divirtió y comenzó a sentirse mejor, lo que ayudó mucho en la aceleración de su proceso de recuperación.
A partir de ese día, un proyecto voluntario comenzó a tomar forma: Pensamiento Positivo. Y en mayo del año pasado, Eva comenzó a desarrollarlo en el Hospital 9 de Julio en San Pablo. El objetivo principal del proyecto Pensamiento Positivo es proporcionar algunos momentos de distracción y ocio, y colaborar con una mejor relación paciente-hospital. Es claro que el individuo que tiene una actitud positiva ante su problema, consigue resultados mucho mejores que aquellos que lo enfrentan con falta de esperanza y desespero. Y nada mejor que volver a ser niño y jugar.
Acompañada por un grupo de voluntarios, la sicóloga visita alrededor de 30 pacientes por mes, llevando hasta ellos varios juegos, buen humor y buena energía. Los juegos utilizados no tienen ningún secreto. Son juegos que cualquier niño o adolescente gusta de jugar. Solamente uno de ellos no existe en Brasil: es el rummikub - un juego traído directamente de Israel que trabaja el raciocinio con números. Pero, es sólo cuando el paciente conoce, que puede decidir cuál será la actividad a desarrollar: “Ya encontré personas semianalfabetas que casi no conocían los números y tuve que improvisar otro tipo de juego”.
Durante media hora en que el grupo pasa jugando con el paciente, él consigue olvidar la situación en que se encuentra y aprovecha para dar buenas carcajadas. El resultado es inmediato. Pacientes que inicialmente se resisten a penetrar en el universo infantil, después de algunos minutos de juego, comienzan a gozar de un visible bienestar y piden el retorno del equipo. A lo largo de sus 17 años de carrera trabajando con niños, Eva Strum constató que los adultos son poco amparados en ese aspecto. Actualmente existen óptimos trabajos desarrollados para los pequeños que necesitan pasar por la desagradable experiencia de internado, pero los adultos que necesitan de ese tipo de apoyo, generalmente son olvidados. “Es chocante cuando encuentras un enfermo confesando que nunca jugó durante su vida”.
Se puede decir que el proceso terapéutico también se extiende a las personas que entran en esa propuesta, pues la sensación de estar ayudando a quien necesita, también trae óptimos beneficios para el alma.
Fuente:
http://www.i-salud.com/familia/el-buen-humor-y-el-proceso-de-cura/
Eva Strum es Psicóloga, Psicopedagoga, Psicomotricista en práctica privada. Graduada en Psicología clínica por la Facultad San Marcos con práctica en el sector de Psicomotricidad del departamento de Psiquiatría del Hospital de Gasthuisberg de la Universidad Católica de Leuven en Bélgica.
En la Universidad de Stanford, en California, el siquiatra Dr. William Fry, percibió que los pacientes necesitaban de una cantidad mucho menor de medicamentos contra el dolor, después de haber introducido el humor en la rutina de ellos.
En el libro “Anatomía de una enfermedad”, Norman Cousins cuenta cómo se curó de una enfermedad grave viendo series cómicas por la televisión. Patch Adams todavía sueña con su hospital-circo, donde debe existir salón de danza, teatro y espacio para meditación.
No es hoy que el hombre conoce los beneficios de la risa. Los médicos griegos de la antigüedad ya recomendaban a los pacientes una buena comedia para ayudar a combatir una enfermedad.
A nadie le gusta estar enfermo, sufrir una cirugía o pasar una temporada en el hospital. Pero, sólo nos damos cuenta de eso, cuando alguien muy próximo pasa por esa situación. Fue exactamente eso lo que ocurrió con la sicóloga Eva Strum. Hace cinco años su padre tuvo que pasar por una cirugía cardíaca y quedó muy abatido. Además de sufrir por ese momento delicado en su vida, no existía nada en el ambiente hospitalario que ayudase a distraerlo, que ayudase a pensar en otra cosa que no fuese su estado de salud.
Cuando vio a su padre pasando por esa situación, la sicóloga sintió que él necesitaba de ayuda para levantar su energía y resolvió llevar unos juegos hasta el hospital, para pasar un tiempo con él jugando. El resultado fue extremadamente positivo. Él se divirtió y comenzó a sentirse mejor, lo que ayudó mucho en la aceleración de su proceso de recuperación.
A partir de ese día, un proyecto voluntario comenzó a tomar forma: Pensamiento Positivo. Y en mayo del año pasado, Eva comenzó a desarrollarlo en el Hospital 9 de Julio en San Pablo. El objetivo principal del proyecto Pensamiento Positivo es proporcionar algunos momentos de distracción y ocio, y colaborar con una mejor relación paciente-hospital. Es claro que el individuo que tiene una actitud positiva ante su problema, consigue resultados mucho mejores que aquellos que lo enfrentan con falta de esperanza y desespero. Y nada mejor que volver a ser niño y jugar.
Acompañada por un grupo de voluntarios, la sicóloga visita alrededor de 30 pacientes por mes, llevando hasta ellos varios juegos, buen humor y buena energía. Los juegos utilizados no tienen ningún secreto. Son juegos que cualquier niño o adolescente gusta de jugar. Solamente uno de ellos no existe en Brasil: es el rummikub - un juego traído directamente de Israel que trabaja el raciocinio con números. Pero, es sólo cuando el paciente conoce, que puede decidir cuál será la actividad a desarrollar: “Ya encontré personas semianalfabetas que casi no conocían los números y tuve que improvisar otro tipo de juego”.
Durante media hora en que el grupo pasa jugando con el paciente, él consigue olvidar la situación en que se encuentra y aprovecha para dar buenas carcajadas. El resultado es inmediato. Pacientes que inicialmente se resisten a penetrar en el universo infantil, después de algunos minutos de juego, comienzan a gozar de un visible bienestar y piden el retorno del equipo. A lo largo de sus 17 años de carrera trabajando con niños, Eva Strum constató que los adultos son poco amparados en ese aspecto. Actualmente existen óptimos trabajos desarrollados para los pequeños que necesitan pasar por la desagradable experiencia de internado, pero los adultos que necesitan de ese tipo de apoyo, generalmente son olvidados. “Es chocante cuando encuentras un enfermo confesando que nunca jugó durante su vida”.
Se puede decir que el proceso terapéutico también se extiende a las personas que entran en esa propuesta, pues la sensación de estar ayudando a quien necesita, también trae óptimos beneficios para el alma.
Fuente:
http://www.i-salud.com/familia/el-buen-humor-y-el-proceso-de-cura/
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