martes, 1 de marzo de 2011

MEDALLA MILAGROSA


Usualmente no hablo de dos cosas, ni religión ni política como dicen en el Gran Pez:  "nunca se sabe cuando se está ofendiendo a alguien".

Pero debo decir que tenemos una historia muy curiosa al respecto; yo no soy una persona religiosa ni de mucha fé, no soy devota de ninguna virgen en especial aunque haya estudiado en un colegio religioso llamado "Mater ter Admirabilis" (Madre tres veces admirada de Shonstat)  porque creo que María era una sola y si le rezo a alguien es a ella no me importa como está vestida en la estampita de turno.

Pero resultó ser que llendo a ver a la última pediatra donde fuimos a parar con Nico, tomamos el subte que nos dejó en la estación Medalla Milagrosa, después de ver a Nico la pediatra que se llama María de los Ángeles me pidió que llevara la carpeta inmensa que tenemos de su historia clínica para hacer un resumen con los datos de todos esos análisis que hicimos durante tantos años y poder derivarme al genetista.

Cuando al fin lo llevo a su consultorio de regreso pasé por la Iglesia de la Medalla Milagrosa a "llorar" , estaba sola y por lo general para no parecer una loca aprendí después de tanto tiempo que a llorar se vá uno a la iglesia o al cementerio ...
Cuando llegué al altar me puse a un lado a descargar mi angustia y no noté que un linyera me miraba hasta que me habló, me preguntó que me pasaba y le conté: le conté que mi hijo tenia una enfermedad sin cura, con mucho dolor, y que yo me sentía culpable, que quería cambiar una vida por otra si se pudiera para no verlo sufrir... pero el linyera sabiamente me dijo mirando una replica del momento en que Maria sostenía en sus brazos a Jesús recién bajado de la cruz: "Ella no podía cambiar el destino de su hijo pero estuvo al lado para acompañarlo en el proceso, era lo único que podía hacer" , y ahi está lo raro, un hombre desconocido dandome  una lección de vida que nunca olvidé.




Esta historia no suelo contarla ya que algunos dijeron que me estaba comparando con Jesus y Maria  y no es así, solo que en las palabras del linyera encontré consuelo porque ví algo que se me habia pasado por alto, que yo estaba ahí para sostenerlo en el destino que le haya tocado y debía ser fuerte para acompañarlo, que si no podía cambiar su vida podia adaptar algunas cosas para que sea más sencilla  y que Dios nos hace como somos y hay que aceptarlo, poniendome en contra del destino solo encuentro más piedras en el camino que caminos sin escollos, que buscando alternativas crecemos y llorando por la vida que nos toca nos estancamos, que el amor entre nosotros es más fuerte y no importa cuanto nos pase estamos juntos para sostenernos.

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